Estuve en los tres primeros días del Primavera Sound en Barcelona, y así lo cuento en Cartelera Turia. La foto de Dave Gahan (Depeche Mode) es de Eric Pàmies.

Hay bandas que están hechas para el directo, y otras no. O no exactamente. Además de eso, entre las primeras, las hay que se manejan a la perfección en grandes recintos. Ese fue el caso de Depeche Mode, con un concierto imperial que recordó a sus mejores tiempos. El mejor de los tres bolos que servidor les ha visto. Pero no fue el caso de unos New Order en franco declive escénico ni de unos Blur que casi siempre suenan desmadejados, pasándoselo bien pero con esa desidia casi colonial que reservan para sus visitas a la península. A ambos les salvan las canciones. Clásicos irrebatibles en retahíla. Un festín que no tendrá relevo. Ellos se divierten, nosotros también. Como en un karaoke. Trato hecho. A cada cual conviene pedirle según nuestras propias expectativas. Aunque siempre se pueda esperar más. Pet Shop Boys, siguiendo con esta línea de cabezas de cartel veteranos e insignes, estarían en un término medio: su directo no iguala sus discos, pero despliegan tal derroche de elegancia en un show tan minimalistamente cool que preserva el aura de su inmaculado repertorio. Siempre cumplen.

Las cuatro bandas británicas formaban parte de la cartelería alta de un Primavera Sound con menos agobios (por suerte) que en su anterior edición, sin colas ni aglomeraciones injustificadas. A la lección de Depeche Mode hay que sumar el deslumbrante set de Kendrick Lamar: el número uno del hip hop mundial por derecho, el que mejor ha sabido modelar un corpus creativo rico en reflexiones vitales y sociales nutriéndose del soul, el jazz o el funk. Cambió su show respecto a lo que se puede ver por Amazon Prime sobre su concierto en París de finales del año pasado, y no importó. Es un portento. Desde el minimalismo, como fue el caso, o desde el despliegue de medios. Hubo más nombres destacadísimos, claro, pero este año no estuvimos el sábado (escogimos miércoles, jueves y viernes), por lo que no pudimos ver a Rosalía, pero sí seguir por la tele los notables conciertos que ofrecieron durante la misma jornada My Morning Jacket, The War On Drugs, Caroline Polachek y St. Vincent. No es lo mismo desde el sofá que en el Fórum, claro. Ya en vivo y en directo, el miércoles me gustaron La Paloma, me divirtieron Confidence Man y me dejó un poco frío Jake Bugg.

A lo largo del viernes, y al margen de lo ya mencionado, pude ver a unos arrolladores Turnstile, a una irregular Halsey, a unos efervescentes Yard Act, a los estimulantes Sudan Archives, a los teatrales Ghost, a las intrascendentes Red Velvet y a los correctos Central Cee, Rema y Rhyw. Es decir, un poco de todo: post hardcore, r’n’b, K- pop, afropop, hip hop, electrónica…  es lo que tiene esa Babel de sonidos y lenguajes musicales que es este festival. inabarcable, con más de 400 nombres en un menú pantagruélico que ofrece múltiples rutas. Hay quien se queja, pero nadie lo hace en un buffet libre. Tampoco en los que son de lujo, a cuarenta pavos el menú, te da tiempo a comértelo todo. Y tampoco se suelen quejar de ellos. El sábado fue el mejor día de los tres que estuve: a lo ya contado de Depeche Mode y Kendrick Lamar, hay que sumar a unos imponentes Sparks, por fin disfrutando de sus instantes de gloria, a un Fred Again.. que puso a bailar a cuarenta mil personas (aunque se intuye cierto callejón sin salida o estandarización de su propuesta), a un revitalizante Yves Tumor, a una exquisita Beth Orton cuyo set solo pudimos catar muy a última hora, a unos rocosos Unwound o a unos estimulantes Japanese Breakfast. Harían falta varios folios para entrar en detalle sobre ellos, y eso que todos no suman ni el diez por ciento de la oferta de este 2023, primera edición con extensión a Madrid. Veremos cómo se repite el año que viene ese desdoble.

Carlos Pérez de Ziriza.

Publicado por ziriza73

Soy periodista cultural. Escribo en El País, Efe Eme, Mondosonoro, Rockdelux, Cartelera Turia, El Periódico de España, el Hype, Beat Valencia, Plaza y Lletraferit. Colaboro en À Punt. Escribo libros sobre música pop.

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