Estuve viendo a Miles Kane a su paso por la sala 16 Toneladas de València, y así lo cuento en Cartelera Turia, con fotos de María Carbonell.

Miles Kane, solo ante el peligro (Foto: María Carbonell).

Miles Kane no es Paul Weller. Tampoco Alex Turner. Aunque sea buen amigo de ambos. Pero es un músico más que competente y con mucha clase, que también se las puede ingeniar francamente bien para despachar conciertos en formato de one man band, sin ningún músico de refuerzo. Tras sus conciertos previos al que ofreció en 16 Toneladas cundía entre algunos de sus fans el desencanto porque esperaban haberle visto con banda, pero a mí no me pareció que la parquedad instrumental le viniera grande. No al menos para un set de una hora corta (una hora y media quizá hubiera sido otra historia), con guitarra eléctrica y la acústica para su ecuador, y algunas bases pregrabadas en ausencia de batería. Quizá es que mis expectativas tampoco eran desorbitadas. Con ese aspecto de chulazo con estilo, dominador de los revestimientos glam, la cultura mod y la tradición rhythm and blues, su propuesta es más británica que el fish and chips, y la sustenta sobre un puñado de efervescentes canciones que quizá no sean inapelablemente memorables pero sí lo suficientemente efectivas y resultonas como para soportar cualquier tratamiento. Las defendió con actitud. Con entrega. Y diría que dejó a todo el mundo satisfecho, ante una sala abarrotada y con todo el papel vendido con semanas de antelación. No llegué a tiempo de ver al telonero, el también británico Ten Tonnes, y fue una pena porque todo el mundo me habló maravillas de él.

Carlos Pérez de Ziriza.

Publicado por ziriza73

Soy periodista cultural. Escribo en El País, Efe Eme, Mondosonoro, Rockdelux, Cartelera Turia, El Periódico de España, el Hype, Beat Valencia, Plaza y Lletraferit. Colaboro en À Punt. Escribo libros sobre música pop.

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